jueves, 21 de junio de 2012

"UN DÍA DE PRIMAVERA"

                   I

Amanece,
se abre un nuevo día,
la fina línea arqueada
del horizonte anaranjado brilla.
Los suaves rayos de sol,
atraviesan cristales y cortinas
y bajo un despejado cielo azul,
vuelan las ágiles golondrinas.
El sol, ilumina la fachada de la iglesia,
excepto el sombrío rincón de la trasera,
donde, a un húmedo hueco se ancla,
una extraña y retorcida higuera.
De un brillante color azabache,
las grajillas, revolotean alrededor de ella
a la vez que los escandalosos vencejos,
salen y entran de las estrechas grietas.
El silencioso amanecer de la calle,
lo rompe el agua al golpear la piedra
de la escondida fuente que se encuentra
bajo una esbelta y tupida hiedra.
La mañana sigue avanzando
y antes de emprender la partida,
unos pequeños gorriones de campo
beben de la fresca agua vertida.

                  II

Se han abierto ya las flores
de esta nueva primavera
que resaltan con sus colores
del verde manto de la pradera.
Despertaron los chopos del paseo
de un largo y profundo sueño
y se han vestido con nuevas hojas
tras el paso del invierno.
Los sauces acarician con sus ramas,
la cristalina superficie del estanque
que dan sombra a sus claras aguas,
en los largos días estivales.
En los huertos se siembra vida
y de vida se llenan los frutales,
las flores que atraían a los insectos,
ahora son adornos naturales.
Tiernos y aterciopelados brotes,
nacen en la vieja vid,
perlas blanquecinas que se lucen
bajo un suave sol de abril.

                III

El arisco y negro mirlo, lanza
su alocado canto matinal,
entre los espinosos tallos escondido
de un enmarañado zarzal.
Una cigüeña lleva ramas secas,
al enorme y desgarbado nido
y unas confundidas crías inquietas,
levantan los hambrientos picos.
Un pequeño ratón de campo, duerme
sobre un rechoncho gato vecino,
el ratoncillo ha olvidado su pasado
y el gato, su eficaz instinto felino.
Sobre la hoja de un frondoso laurel,
canta incasable una rana verde,
al parecer, son canciones de amor
y espera a que su princesa le conteste.
Los arrullos, alardes y paseos,
de un palomo en una repisa,
atraen las miradas atentas
de las hembras en otra cornisa.
Varias tórtolas, han instalado el nido
en los cangilones de la vieja noria,
sabedoras de que están protegidos,
por las paredes de la profunda nora.
Un continuo flujo de abejas, va
desde la colmena hacia las flores,
otras regresan al panal,
cargadas de aromas y sabores.
Una leve y suave brisa corre
que agradecidos nos deja sentir,
las frescas fragancias de primavera
de un apacible mes de abril.


SANTIAGO  SERRANO  BRAVO.

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