jueves, 3 de abril de 2014

Soledad, la isla donde vivo.



Hoy, mi alma desgastada
no acompaña a mi memoria,
y los recuerdos y la nostalgia,
viajan en una estúpida noria,
sin billetes, sin escalas ni estación,
atormentando e irritando
a un flagelado corazón,
cuya única existencia se limita,
a cuidar de su íntimo rincón,
donde, de vez en cuando, la luz entra
sin preguntar ni tener en cuenta,
la causa de su perdida razón.

Hoy, la caja de sus besos y sonrisas

no me permiten llorar,
y en el silencio de mi habitación
no me dejo de preguntar,
porqué ella, siendo sirena,
nunca me habló del mar.
La maleta, donde guardaba la esperanza
la dejé en aquél andén.
Ahora quizá,
se encuentre en objetos perdidos,
donde otros corazones heridos
la protejan de la soledad.
Soledad, que bella palabra,
lo contrario que su sentido.
Soledad, el nombre de la isla donde vivo
a la que espero un día, poder abandonar.
Soledad…….., soledad que no quiero.
Solo quiero, que en algún momento
me empuje la fuerza del viento
y me ponga de nuevo a navegar,
porque……, la distancia me ha hecho recordar
que estoy sólo en un desierto
y quiero regresar a puerto
y no dejarte jamás.